Dejarlo todo por amor

 




"Si tú me dices ven, lo dejo todo". Esta frase forma parte de uno de los boleros más conocidos y nos puede parecer el colmo del romanticismo y del amor verdadero. Qué bonito ese amor intenso en el que todo es posible. ¿Por qué no vemos esta frase como peligrosa? Porque dejarlo todo por alguien tiene sus consecuencias y todas son negativas. Claro que en alguna ocasión ha resultado una historia con final feliz pero, ¿merece la pena correr el riesgo?"

 "Se plantean dos cuestiones. ¿Qué es el amor? El amor es lo que mueve el mundo, básicamente. Hay muchos tipos de amor, diferenciados especialmente por quién lo siente y hacia quién/qué lo siente.


En este caso hablo del llamado «amor romántico», ese que te hace sentir otra persona y hacia quien lo diriges, y que es recíproco. Esa clase de amor tan especial que te puede hacer cometer «locuras», vamos.


¿Y qué es «todo»? Segunda cuestión. No hay dos vidas iguales, por tanto, «todo» será diferente en cada caso particular. En general, se refiere a «aquello que te da sensación de seguridad y de pertenencia». Pueden ser personas, relaciones, bienes, espacios, culturas, rutinas… Es lo conocido, lo familiar."

  
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La ciencia dice otra cosa. Las mariposas en la panza, las mejillas ruborizadas, el corazón que late más fuerte, sí, todos esos lugares comunes del amor tienen una explicación neurológica: el amor es una droga. Así de simple. Cuando te encontrás con tu media naranja se activan ciertos centros neuronales que, aunque no lo creas, son exactamente los mismos que se activan por el consumo de alcohol, tabaco y cualquier otra sustancia adictiva. Todos estamos de acuerdo en que mejor besarse que fumar pero parece que en nuestro cerebro se festeja de la misma forma. Usted puede decirle esto a un enamorado y no logrará nada. La explicación neurológica del amor, al menos a mí, no me ayudó a volver a mi vida tranquila y mis cuentas pagas."
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